Eucaris Muzziotty

18 años

El 30 de agosto de 2017 iba camino a su casa en el barrio las Praderas de Petare con su mototaxista de confianza. La mataron dos hombres que los interceptaron para robarlos en Graveuca

El duelo se comparte en familia

Abuela, mamá, papá, tías, la madrina, muchos primos y sobrinos… La familia vive en cinco casas pegadas una de otra en el sector Las Praderas de Petare. Se suman los vecinos y amigos que vieron crecer a Eucaris y que encontraron en la unión y la solidaridad herramientas útiles para sobrellevar la pérdida de la estudiante de 18 años, asesinada el 30 de agosto de 2017

María Victoria Fermín K

Al menos una vez al mes Nidia Domínguez visita la casa de Isabel, la abuela materna de Eucaris Muzziotty Rondón. Al llegar, se sienta frente a la mesita donde un portaretrato plateado enmarca una de las tantas fotos de la joven que su familia atesora. Se persigna y pide perdón, porque dice que ella no sabe rezar, pero que hace lo mejor que puede.

“Le echo mi bendición… A veces me salen unas palabras lindas cuando voy a empezar, otros días me tranco”, cuenta.

Nidia, vecina y amiga de la familia, vio nacer a Eucaris, la quiso como a una sobrina. Cuidó de ella y de su hermano Eddy cuando estaban pequeños.  

Fue Eddy quien le pidió que hiciera los rezos después del asesinato de su hermana, que ocurrió el 30 de agosto de 2017 en la parroquia Petare, del estado Miranda. Ese día la joven de 18 años de edad regresaba de clases en la Universidad Santa María, donde estudiaba segundo semestre de Derecho. Iba en un mototaxi y dos hombres los abordaron, presuntamente, para robar el vehículo.

En la foto que contempla Nidia, Eucaris sonríe en una exposición que hubo en Caracas del organismo al que soñaba pertenecer algún día: El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

 

Un temor latente

La ausencia de Eucaris trajo cambios para todos en su familia. Sus padres, Yelitza y Carlos, decidieron mudarse de la casa donde vivían porque era difícil recordarla en cada espacio, en cada habitación.

Meses después de lo sucedido, un día su hermano Eddy salió en moto e intentaron robarlo. Él pudo escapar luego de percatarse de que los agresores no estaban armados. Llegó a su casa y rompió a llorar, recuerda su madre. Tenía miedo de que le ocurriera lo mismo que a su hermana. Poco después, vendió algunas pertenencias y migró a Perú.

Para Yurima, tía de Eucaris, el temor de que sus hijos puedan ser víctimas de la inseguridad se hizo recurrente. Cuenta que redobla esfuerzos para llevarlos e irlos a buscar a todas partes. Pelea con su esposo si él no quiere pasar por ellos. Le dice: "Imagínate si el día que no quieras ir, pasa algo”.

El hijo de Yurima, Wilmer de 17 años de edad, era de los que “se la pasaba en la calle”, recuerda la mujer y acota que luego del homicidio de su prima él casi no sale, y si lo hace es acompañado de su familia.

El adolescente dice sentirse frustrado porque “solo salir a la esquina es tener miedo a que te roben o te maten, Sales a comprar algo y no sabes si llegues a tu casa, sea la hora que sea”.

Carlos, el padre de Eucaris es un militar retirado, pero también vive atemorizado. Admite que hasta él se recoge temprano y hay ocasiones en las que prefiere no usar su moto. “Esa es una situación país. Son cosas que no se ven aquí nada más, no es poner el barrio tan zona roja”, dice. Pero Petare, en efecto, es una de las parroquias que más abarca titulares de sucesos y noticias sobre hechos violentos en la Gran Caracas.

De acuerdo con las últimas cifras disponibles del Anuario de Mortalidad del Ministerio de Salud, en 2013, esta parroquia del municipio Sucre, del estado Miranda, tuvo una tasa de 128,3 homicidios por cada 100 mil habitantes, la mayoría por armas de fuego.

 

Carácter fuerte

A un año de la muerte de Eucaris, su madrina, Elda Vielma, afirma que la joven tenía madera para ser abogada y detective. Que se fijaba metas y trabajaba para cumplirlas.

La recuerda como una muchacha “graciosa, imponente, atrevida”, a quien además le gustaba teñir sus pantalones con tinte wiki wiki y era coqueta.

Diana, la hija de Elda, estudió con Eucaris en primaria y eran parte de un grupo de cuatro amigas que se la pasaban “para arriba y para abajo” y no se perdían un baile en la escuela Mario Briceño Iragorry, ubicada en el barrio.

Diana recuerda con cariño los años de travesuras infantiles, como mecerse en una hamaca hasta romperla y, luego, tratar de amarrar los hilos para que nadie se diera cuenta.

Todos la recuerdan también por su carácter fuerte y protector. Si estaba en una reunión y alguna tía o prima se metía con su papá, ella se molestaba y se iba. Aunque era la menor, no le faltaba temple para regañar a su hermano si no estaba de acuerdo con alguna cosa que hiciera.

Todos los meses en casa de su abuela materna hacen un rezo para recordar a Eucaris. Foto: Iván Reyes

La familia de Eucaris denunció  lo sucedido  ante las autoridades. “Eso ya está en manos de los cuerpos de seguridad”, dice su padre. A casi un año de la tragedia no han sido contactados por el Cicpc  ni por el Ministerio Público, pero Yelitza y Carlos tienen esperanzas de que pronto el caso se aclare. “No lo vamos a dejar impune”, agrega el hombre.